miércoles, 18 de agosto de 2010

El petróleo es ciertamente una de las sustancias más valiosas de que podemos disponer. 

Esta sustancia se encuentra en el interior de la Tierra y se compone principalmente de carbono e hidrógeno; es, por lo tanto, un hidrocarburo y no un mineral, ya que procede de sustancias orgánicas. La palabra petróleo, que usamos para designarlo, está compuesta por las voces latinas petra y oleum, que significan piedra y aceite, no porque sea aceite de piedra, sino por estar aprisionado entre piedras.

Como el petróleo mana de la superficie en muchos sitios, fue conocido y utilizado por los pueblos antiguos en varias partes del mundo. En el Antiguo Testamento encontramos que al petróleo lo llaman betún. En el Génesis, en efecto, se nos describe el valle de Sidim como un lugar lleno de pozos de betún., Heródoto, historiador griego de la antigüedad, hace mención de los pozos de petróleo situados cerca de Babilonia y del manantial de la isla de Zante, en el mar Adriático. Esta isla sigue rindiendo petróleo dos mil años después de haber sido mencionada por Heródoto. Plinio, a su vez, nos habla del aceite mineral de Sicilia.

Los escritores de la antigua China y Japón hacen muchas referencias a este combustible, y Marco Polo, el gran viajero veneciano, nos habla del aceite de Bakú, sobre el mar Caspio, donde se explotan en la actualidad grandes pozos de petróleo.

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